Ven Señor Jesús

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Que se ha de huir la vana esperanza y la soberbia

Vano es el que pone su esperanza en los hombres o en las criaturas. No te avergüences de servir a otros por amor a Jesucristo y parecer pobre en este siglo.

No confíes de ti mismo, sino pon tu esperanza en Dios. Haz lo que puedas, y Dios favorecerá tu buena voluntad. No confíes en tu ciencia ni en la astucia de ningún viviente, sino en la gracia de Dios que ayuda a los humildes y abate a los presumidos.

Si tienes riquezas, no te gloríes en ellas ni en los amigos, aunque sean poderosos, síno en Dios, que todo lo da, y, sobre todo, desea darse a Sí mismo. No te ensalces por la gallardía y hermosura del cuerpo, que con pequeña enfermedad destruye y afea. No te engrías de tu habilidad o ingenio, no sea que desagrades a Dios, de quien es todo bien natural que tuvieres.

No te estimes por mejor que otros, porque no seas quizá tenido por peor delante de Díos, que sabe lo que hay en el hombre. No te ensoberbezcas de tus buenas obras, porque de otra manera son los juicios de Dios que los de los hombres, y a El muchas veces desagrada lo que a ellos contenta. Si tuvieres algo bueno, piensa que son mejores los otros, porque así conservas la humildad. No te daña si te pusieres debajo de todos;

Mas es muy dañoso si te antepones a sólo uno. Continua paz tiene el humilde; mas en el corazón del soberbio hay emulación y saña frecuente.

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Tomás de Kempis -Imitación de Cristo


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Esto lo aprendí

Alguien me enseñó… A ser consciente del privilegio de la vida.
A ser feliz, siendo yo mismo conforme a mi vocación y a mis sueños
A tener el coraje de ser libre para elegir mis caminos, venciendo mis temores y asumiendo las consecuencias de mis actos.

A tener alegría para construir mi felicidad. A tener éxitos, pero también fracasos.
A querer el presente, elegir el futuro y trabajar para conseguirlo.
A recordar el pasado, pero no vivir en el ayer; a soñar en el futuro sin despreciar el presente.
A perdonarme mis errores, mis culpas y mis caídas. A tener el suficiente valor para pedir perdón y a perdonar a otro, olvidándome de los rencores… A renacer cada día.

Ella ha sido siempre una consejera que ha sabido escuchar, comprender y dar más sencilla, pero más alentadora, palabra de apoyo.
Una excelente directora de nuestra formación y vida espiritual.
La mejor cocinera, una amiga incondicional, que tienes sus manos para apoyarnos y nos abre su corazón para reclinar en él lo más íntimos secretos, alegrías y tristezas.

Ella siempre está presente cuando la necesitas, sin esperar nada a cambio.
Ese ser excepcional eres ¡Tú…Mamá!

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Autor: Verónica Velderrain Sáenz

 


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Si sientes que no puedes

Si sientes que no puedes lograr algo, no te desanimes.
Piensa en el ave, que paja a paja hace su nido.
Piensa en el sol, que alumbra los espacios siderales hasta llegar a su destino; en la planta que lucha por florecer, a pesar del viento frío; en la hormiga que carga un granito de trigo en la roca, que es perforada por el constante rocío; en el niño pequeño que a hablar ha aprendido.
Y en Dios que, en su inmenso amor, siempre está contigo.

Y, si alguna vez fracasas, después de haberlo intentado todo, recuerda que haber fracasado no significa que eres un fracasado; significa que todavía no has tenido éxito.

Fracaso no significa que no has logrado nada, significa que has aprendido algo. Fracaso no significa falta de capacidad, sino que debes hacer las cosas de distinta manera. Fracaso no significa que Dios te ha abandonado, sino que Dios sigue esperando y confiando más en ti.
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