Ven Señor Jesús

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Cómo pedir a Dios?

 

Cómo pedir a Dios

Pedid, y se os dará (/Mt/07/07-08/Ag). Y para que no te imagines que había recomendado la oración como de pasada, añadió: buscad y hallaréis. Y para que ni siquiera pienses que lo dijo por decir, concluyó: llamad, y se os abrirá. Dios quiere que para recibir se pida, y para hallar se busque, y se llame para entrar. Pero si ya el Padre sabe de qué tenemos necesidad, ¿por qué pedimos?, ¿por qué buscamos?, ¿para qué llamamos? ¿Por qué, pidiendo y buscando y llamando, nos fatigamos en hacerle saber lo que ya conoce antes que nosotros? (…). Pues tú pide, busca y llama también para comprender esto. Si la puerta está cerrada, no es como para decirte que le dejes en paz, sino para estimularte.
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San Agustin

 

 


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Hablar con Dios

Hablar con Dios es muy fácil. No es otra cosa que estar de tertulia con Jesucristo, como hicieron los Apóstoles. Escuchar lo que Él decía y contarle lo que llevamos dentro: alegrías, penas, ilusiones, amistades, propósitos de mejora.

¿No tienes nada que contarle? ¿No tienes nada que pedir? ¿De qué hablamos con los demás? Pues con Dios lo mismo. Con confianza y con gran respeto, pues sabemos que es Dios.

Cuéntale las cosas de ayer, o los proyectos que tienes para estos días. Pero no le hables sólo de tus cosas, sino también de las suyas. De lo que te dicen a ti de parte de Dios.

¿Por qué no nos sale la oración? Porque a lo mejor no vamos –como Jesús fue al huerto–, a un lugar apartado, donde haya silencio. El silencio exterior es fundamental. Por eso en los días de retiro se puede escuchar bien a Dios. Sigue leyendo


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El puede consolar todo corazón frustrado

El puede consolar todo corazón frustrado, expulsar definitivamente las lamentaciones de las almas envueltas en el pecado, y purificar para siempre las conciencias. Del balance negativo, podéis pasar al balance positivo volviendo a Cristo Jesús. Esta vida nueva, él la comunica mediante el Espíritu creador que fundó el universo… Entonces tened confianza en él. Con él todo es vida.

El se ocupa ya de vosotros, no se le escapa ningún detalle. Sabed reconocerlo en la sencillez de lo ordinario: el trabajo, la vida de familia, la salud, la educación de los hijos, la alegría. Todos estos elementos de la vida son tan evidentes y naturales que quizá os olvidéis de agradecérselo a Dios, porque hasta el momento, se lo habéis atribuido al azar.

Y además, hay también momentos difíciles… Os permite también acercaros a él. Considerad a los que tengan razones para quejarse, y no lo hacen : el ciego, el sordo, el discapacitado y el enfermo. Nos enseñan la lección de la perseverancia, la paciencia en la prueba, la superación. Su ejemplo de firmeza debería transformar nuestras quejas en agradecimientos. Si la vida tiene sus penas, también tiene a menudo sus alegrías sencillas , venidas como regalos de Dios.

consolar.jpg Voces de Dios a tu corazón. Padre Felipe Santos


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La oración es el don del Espíritu

La oración es el don del Espíritu. Muchas veces nos preguntamos cómo orar  y que decir cuando oramos.
Podemos estar muy preocupados buscando métodos y técnicas de oración, debemos orar con el espíritu, pero también como dice el Apóstol Pablo, con el entendimiento.

La Biblia nos dice:
«El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 
Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados».  Romanos 8:26-27

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Tarde te amé

Lo único que nos pide el Señor para que salga a nuestro encuentro es que lo busquemos. Hay un santo que dijo: «Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé. Tu estabas dentro y yo te buscaba fuera». El santo que dijo esto es san Agustín, y nos muestra que el que busca con sinceridad al Señor lo encuentra y no queda defraudado.

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Autor: Elí Ricardo Marín