Ven Señor Jesús

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Salmo 30

3 Señor, Dios mío, clamé a ti y tú me sanaste.
4 Tú, Señor, me levantaste del Abismo
y me hiciste revivir,
cuando estaba entre los que bajan al sepulcro.

11 Escucha, Señor, ten piedad de mí;
ven a ayudarme, Señor».

12 Tú convertiste mi lamento en júbilo,
me quitaste el luto y me vestiste de fiesta,
13 para que mi corazón te cante sin cesar.
¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente!


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Dios habla

«Estoy a la puerta de tu corazón, de día y de noche. Aún cuando no estés escuchando, aún cuando dudes que pudiera ser Yo, ahí estoy; esperando la más pequeña seña! que me permita entrar. Quiero que sepas que cada vez que me invitas. Yo vengo siempre, sin falta. Vengo en silencio e invisible, pero con un poder y un amor infinitos, trayendo los múltiples dones de mi Espíritu. Vengo con mi misericordia, con mi deseo de perdonarte y de sanarte, con un amor hacia ti que va más allá de tu comprensión. Te conozco como la palma de mi mano, sé todo acerca de tí, hasta los cabellos de tu cabeza he contado. No hay nada en tu vida que no tenga importancia para mí. Sé lo que hay en tu corazón, conozco tu soledad y todas tus heridas, los rechazos, las humillaciones»‘


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Homilía del Día

He agregado un nueva seccion ( RSS ) de Homilias en la parte derecha del blog, donde pueden escuchar desde aqui, la homilia de cada dia, o descargarla directamente a su computadora

La fuente viene de http://www.aciprensa.com/ y se actualiza automáticamente 

«si tienen algun problema, no pueden escuchar los archivos, dejen sus comentarios»

 


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Dejarnos amar por Dios

Podemos darle a Dios una alegría inmensa si nos dejamos amar por Él, si ponemos nuestra vida en sus manos.

Parece fácil, pero nos cuesta vivir así. Porque muchas veces preferimos nuestros planes, gustos, proyectos, deseos, y no somos capaces de descubrir que Dios nos prepara algo mucho más hermoso. También cuando nos quita algo que “bueno” para ofrecernos algo mucho mejor.

Un accidente nos puede privar de la salud, pero no nos aparta de Dios si tenemos un corazón atento, esponjoso, disponible. Incluso nos puede hacer más sensibles a las necesidades de los demás, y abrirnos los ojos para recordar que esta vida es sólo un tiempo de paso.

Un fracaso nos puede llenar de tristeza, al recordar la cercanía de Dios el corazón recibe un consuelo profundo: tenemos un Padre que nos espera, un día, en casa.

El rechazo de un “amigo” se nos clava en el alma, pero sabemos que la amistad de Dios es constante y nos alienta en los momentos más difíciles de la vida.

La muerte de un familiar o de un amigo deja vacíos profundos, pero la confianza en Dios nos permite saber que nadie muere sin el permiso divino, y que existe un juicio en el que la misericordia salvará a quienes se dejaron amar por el Amor.

Todos necesitamos ser amados. No podemos vivir sin amor, como recordaba con frecuencia Juan Pablo II. Si abrimos el alma y nos dejamos tocar por ese Dios cercano, amigo, enamorado del hombre y lleno de bondad misericordiosa, nuestra vida será mucho más hermosa y más buena.

Sí: es posible dejarnos amar por Dios, dejarle dirigir, mansamente, el camino de nuestras vidas. Entraremos entonces en un mundo maravilloso. Los pequeños o grandes malos ratos serán curados por el bálsamo más hermoso: el que recibimos desde la caricia eterna de nuestro Padre de los cielos.

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Autor: P. Fernando Pascual


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La rosa y la espina

Había un hombre muy precavido que

Aquel que nunca se rió ni jugó;
el nunca se arriesgó, ni nunca intentó nada,
el nunca cantó u oró.
Y cuando un día murió,
el seguro de vida se negó a pagar,
porque, como nunca había vivido,
¡dijeron que no había muerto!

El proceso de vivir es en sí un riesgo, pero todos tenemos que enfrentarnos a él en diferentes etapas. Para aprender a caminar, un bebé debe arriesgarse al dolor que producen las caídas. El adolescente que acaba de sacar la licencia de conducir se enfrenta al mayor riesgo de su vida como conductor. La pareja que se compromete con los votos matrimoniales debe enfrentar la posibilidad de que esa unión, la cual esperan que sea la que les de la mayor felicidad de la vida, pueda ser también la que traiga los dolores más fuertes. Y el empresario que intenta afianzarse o ampliar su empresa sabe que también corre riesgo de sufrir una pérdida sustancial.

Por lo tanto, si existe tal potencial de sufrimiento cuando tratamos de crecer y alcanzar metas en la vida, ¿por qué lo intentamos?

Una razón es que Dios nos ha bendecido con un impulso interior que nos lleva a mejorarnos en la vida. Con mucho acierto alguien ha dicho que » llega el día en que el riesgo de quedarse como un brote es más doloroso que el riesgo de florecer «. Y sabemos que no podemos recoger rosas sin correr el riesgo de herirnos con una espina.

Pero cuando la posibilidad de enfrentarnos a las espinas es demasiado dolorosa, recuerda que cuando Dios te inspira a cortar nuevas rosas, puedes confiar en que Su fuerza y Su dirección te ayudarán a caminar entre espinas.

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Fuente: En el Jardín con Dios


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Hebreos 11

1 La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. 
2 Por ella fueron alabados nuestros mayores. 
3 Por la fe, sabemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de manera que lo que se ve resultase de lo que no aparece.