Ven Señor Jesús

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Jesús, perdóname

Jesús, perdóname
por todos mis pecados.
Quiero ser tu hijo
de verdad
y vivir contigo
una vida nueva.

Ven a mi corazón
y lléname de tu paz.
Quiero que,
a partir de ahora,
Tú seas el Señor
y el Rey de mi vida.

Te entrego mi vida,
mi mente, mi cuerpo
y mi alma
para que los limpies
con tu sangre bendita
y me hagas
un hombre nuevo,
puro y limpio para ti.

Amén.

cielo
Autor; Desconocido


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El Rosario es una oración

El Rosario es una oración de intercesión tan poderosa, que cuando se reza con fe, creyendo en María y en Jesús, podemos obtener la conversión de un alma, de nuestra propia alma, y las gracias que necesita esa alma para llegar al Cielo, que es la única razón por la que estamos en esta tierra.
Pidamos hoy a Dios Nuestro Señor, a través de María Santísima, que nos ayude a ver en nuestra vida sus designios divinos para alcanzar el Cielo, a ejemplo de María.

Fuente: Catholic.net


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Oración en la prueba

Varias semanas sin estar en el blog, pero han ocurrido tantos problemas en este tiempo que por momentos perdía realmente el rumbo. Se que debería de poner el ejemplo, pero sinceramente en ocasiones por mas que uno busca las respuestas no las encontramos tan fácil

Ahora regreso, aun con toda esa carga de problemas de todo tipo en mi vida, pero también consiente que no puedo dejar así este espacio, confiando que de algún modo todo se solucionara

Dios los bendiga

 

“En ti, Señor, me cobijo,
¡nunca quede defraudado!
¡Líbrame conforme a tu justicia,
tiende a mí tu oído, date prisa!
Sé mi roca de refugio,
alcázar donde me salve;
pues tú eres mi peña y mi alcázar,
por tu nombre me guías y diriges.
En tus manos abandono mi vida
y me libras, Señor, Dios fiel.
Me alegraré y celebraré tu amor,
pues te has fijado en mi aflicción,
conoces las angustias que me ahogan.
Ten piedad de mí, Señor,
que estoy en apuros.
La pena debilita mis ojos,
mi garganta y mis entrañas;
mi vida se consume en aflicción,
y en suspiros mis años;
sucumbe mi vigor a la miseria,
mis huesos pierden fuerza.
Pero yo en ti confío, Señor,
me digo: «Tú eres mi Dios».
Mi destino está en tus manos, líbrame
de las manos de enemigos que me acosan.
Dios, no quede yo defraudado
después de haberte invocado.
¡Qué grande es tu bondad, Señor !
La reservas para tus adeptos,
se la das a los que a ti se acogen
a la vista de todos los hombres.
¡Bendito Dios que me ha brindado
maravillas de amor!
¡Y yo que decía alarmado:
«Estoy dejado de tus ojos»!
Pero oías la voz de mi plegaria
cuando te gritaba auxilio.”
Salmo 30

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¡Orar es algo sencillo!

Tratar a Dios como un amigo, ya que Dios se ha hecho en Jesús esto: un amigo nuestro al hacerse como uno de nosotros.
Entonces, para hablar a Jesús, y en Jesús a Dios, no hay como acudir al Evangelio para saber cómo hemos de hablar con Jesús. Con la misma naturalidad que todos usaban con Él y le exponían sus necesidades. Cualquier situación nuestra tiene su exponente en el Evangelio.
– ¡Señor, que vea!, le decía el ciego.
– ¡Dame de esa tu agua, para no tener más sed!, le pedía la Samaritana.
– ¡Señor, enséñanos a orar!, le decían los discípulos.
– ¡Sálvanos, Señor!, que perecemos!, le gritaron los apóstoles en la barca que se hundía.
– ¡Señor, mándame ir a ti!, le pidió Pedro.
– ¡Señor, ten compasión de mí, que soy un pecador!, murmuraba el publicano.
– ¡Señor, si quieres puedes limpiarme!, le suplicaba humilde el leproso.
– Mira que tu amigo, a quien tanto quieres, está enfermo, mandó a decirle Marta.
– ¡Auméntanos la fe!, le pidieron los discípulos.
– ¡Acuérdate de mí cuando estés en tu reino!, le suplicó el ladrón.
– ¡Señor, danos ese pan!, le pidieron los oyentes cuando prometió la Eucaristía.
– ¡Señor, tú sabes que yo te quiero!, le protestaba Pedro.
– ¡Mira, Jesús, que no tienen vino!, se limitó a decir María por los otros cuando los vio en apuros…
Así, así le hablaban a Jesús. Imposible mayor sencillez. Y Jesús no dejó de atender ningún deseo.

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Anhelo de renovación interior (Salmo 51)

8 Tú amas la sinceridad del corazón 
y me enseñas la sabiduría en mi interior.

9 Purifícame con el hisopo y quedaré limpio; 
lávame, y quedaré más blanco que la nieve.

10 Anúnciame el gozo y la alegría: 
que se alegren los huesos quebrantados.

11 Aparta tu vista de mis pecados 
y borra todas mis culpas.

12 Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, 
y renueva la firmeza de mi espíritu.

13 No me arrojes lejos de tu presencia 
ni retires de mí tu santo espíritu.

14 Devuélveme la alegría de tu salvación, 
que tu espíritu generoso me sostenga:

15 yo enseñaré tu camino a los impíos 
y los pecadores volverán a ti.

16 ¡Líbrame de la muerte, Dios, salvador mío, 
y mi lengua anunciará tu justicia!

17 Abre mis labios, Señor, 
y mi boca proclamará tu alabanza. 

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Oración al empezar un día de trabajo

Señor, comienza un nuevo día
y como siempre pongo en tus manos mi trabajo.
Ayúdame a realizarlo íntegramente
y con éxito mi programa de hoy.

Dame fuerza y optimismo, poder de convicción
y sobre todo constancia y entrega a mi trabajo…
además de mis éxitos……
que es fácil ofrecerte, te ofrezco también
mis desilusiones, mis esperanzas inútiles,
mis errores y mi cansancio estéril…

Convénceme Señor de que ningún trabajo es
perdido y de que mañana cosechare gozoso
los aparentes fracasos de hoy.

Te doy gracias por mi hermosa profesión que
es un servicio y te pido me ayudes a prestarlo
con integridad y alegría.

Inflama tú mis ímpetus y mi mentalidad de triunfo.
pero consérvame siempre sencillo y dispuesto al servicio,
a la colaboración y al compañerismo.

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Autor: Anónimo