Ven Señor Jesús

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Resistir

Libro: Hacia las cumbres  

Durar, resistir, llegar hasta el final; de eso se trata; pocos lo logran. Cuestión de reemprender la marcha una vez más, sin darse nunca por derrotado: Los que han perseverado sacaban la energía de algunos compromisos espirituales que se propusieron cumplir a rajatabla, y así fue; esos amigos cumplieron su palabra, les dieron la perseverancia; y se convencieron de que, poniendo los medios, se puede perseverar.

    Tú también puedes, si te lo propones con seriedad, conquistar esa cima; se precisa querer algo con toda el alma y animarse a durar todos los días. Ahora los medios de perseverancia son todos los ratos que tienes de conversación con Dios. Eras, entonces, un niño que confiaba sin pestañear, un niño que al rezar lloraba como el más pobre, sabías pedir, llorabas pidiendo, porque sentías la máxima impotencia en ti y la máxima seguridad en Él.

    ¿Habrás crecido demasiado?, ¿es que ya no tienes alma de niño?, ¿es que ya no lloras cuando pides, es que tu confianza se ha roto? Te cuesta durar en los propósitos, y a ratos piensas si no será una ilusión. Pero la perseverancia es de adquisición personal. Persevera el que quiere. Por desgracia, muchas veces el querer se queda en un simple quisiera, incapaz de conquistar la perseverancia en los buenos propósitos. El que ora, persevera: Lo han dicho todos los que hicieron realidad esa perseverancia.

Padre Mariano de Blas L.C


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La fe, punto de apoyo…

LA FE, PUNTO DE APOYO Y LA CONFIANZA

Para que la oración sea eficaz, es necesario esperar que Dios nos va a dar lo que le pedimos, y eso es confianza, que no sólo nace de la fe en que Dios puede darnos lo que le pedimos, sino fiarse de la promesa de Dios de escucharnos: «Pedid y recibiréis, llamad y se os abrirá, buscad y hallaréis». «El que pide recibe, al que llama se le abre, el que busca, encuentra». Esa verdad revelada es la fuente de la que brota la confianza de que Dios nos concede lo que le pedimos porque lo ha prometido. Esta es la fe y la confianza que pide Cristo, cuando garantiza que si decís a esta montaña: «arráncate y arrójate al mar, os obedecerá». «Si tenéis fe, todo lo que pidiereis en la oración, lo alcanzaréis.» La fe y la confianza, que se completan la una a la otra, hacen la oración eficaz.

Autor: Jesús Martí Ballester


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Salmo 11

6 «Por los sollozos del humilde
y los gemidos del pobre,
ahora me levantaré –dice el Señor–
y daré mi ayuda al que suspira por ella».

7 Las promesas del Señor son sinceras
como plata purificada en el crisol,
depurada siete veces.

8 Tú nos protegerás, Señor,
nos preservarás para siempre de esa gente;
9 por todas partes merodean los malvados
y se encumbran los hombres más indignos.


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Una misión en tu vida: el apostolado

Capítulo 3: El apostolado es algo natural

A todos nos ha sucedido alguna vez que, al asistir a un espectáculo muy bueno o ir de viaje a un lugar hermoso —o al conocer y platicar con alguien famoso—, inmediatamente surgen en nosotros deseos de platicárselo a los amigos, de compartir esa experiencia con aquellos que queremos.

Cuando estás emocionado con algo, quieres hablar de ello todo el día y con todas las personas que te encuentres. En eso consiste el apostolado: hablar de ese tesoro que has encontrado, de ese camino a la verdadera felicidad que has descubierto.

El apostolado es una señal de amistad. Sería muy egoísta guardarte el secreto para ti solo dejando que tus amigos se vayan por rutas incorrectas. Hacer apostolado significa compartir, significa guiar, significa iluminar a todos los que te rodean para que todos lleguen a su fin, que es Dios.
Sin embargo, tal vez en este momento te hagas una pregunta: ¿de qué manera puedo asumir mi llamado al apostolado?

Hay diversos tipos de apostolado

• El apostolado del testimonio: consiste en actuar siempre bien, en privado y en público; en convencer a los demás del camino a seguir, caminando tú primero. Que al verte feliz y realizado los demás deseen seguirte e imitarte.

• El apostolado de la palabra: consiste en hablar de lo que has descubierto. Puedes realizarlo escribiendo libros, dando conferencias o en pláticas informales, durante un rato de convivencia o en la comida, en donde compartas con los demás tus experiencias y tus conocimientos sobre el camino a la felicidad.

• El apostolado de la acción: consiste en organizar, dirigir o colaborar en alguna obra o acción específica de ayuda a los demás. Esto se puede realizar a través de la acción social, las misiones o cualquier otra acción que dé a conocer a Dios a los demás.

• El apostolado de la oración y el sacrificio: consiste en orar, rezar y sacrificarse por los demás. Muchas veces te encontrarás con personas a las que es imposible convencer mediante las palabras o el testimonio. Con ellas, necesitas más que nunca el poder de Dios, recurrir a Él y pedirle su ayuda.

Autor: Lucrecia Planas


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No te desanimes

Capítulo 3: No te desanimes. Arriésgate a vivir

¡Qué fácil es ponerse triste ante los acontecimientos adversos de la vida! ¡Qué fácil es querer morirse, cuando uno tiene una enfermedad incurable! Somos humanos y buscamos desesperadamente la felicidad en las cosas de este mundo. Pero Dios tiene sus planes sobre nuestra vida y nos rompe, a veces, los esquemas y los planes humanos, que habíamos trazado con tanta ilusión. Pero nunca hay que desanimarse. Dios es siempre un Padre amoroso, que nos ama y que nos espera a la vuelta del camino, aunque parezca que no nos escucha o creamos que nos ha castigado. Dios es amor y sigue confiando en nosotros, a pesar de todo.

Por eso, cuando tengas contratiempos en la vida o enfermedades o sufrimientos indecibles… sigue caminando, sigue adelante; pide ayuda, pero no te rindas; ofrece tu dolor, pero no te rebeles. Mira siempre hacia delante, nunca hacia atrás. Si no puedes trotar, camina; si no puedes caminar, vete en silla de ruedas; pero no te detengas, sigue siempre ADELANTE.

Carlo Carretto, el gran escritor italiano, cuenta que, a sus 40 años, soñaba con fundar un convento en medio de los Alpes y una inyección mal puesta lo dejó cojo para toda la vida. Pero él no se desesperó, a pesar de ser un buen alpinista, sino que se fue al Sáhara, donde escribió libros maravillosos en la soledad y el silencio del desierto. Y dice: «Lo que parecía una desgracia, un accidente absurdo, Dios lo transformó en gracia. Dios me obligó a estar quieto, a mí que sólo pensaba en trabajar y hacer algo. Ahora sé que Dios es demasiado bueno para hacerme daño y sé que nunca me va a fallar. Pero tuvo que recurrir a dejarme quieto, aunque fuera cojo, para que pudiera aprender a amarlo con todo mi corazón. Y ahora le doy las gracias por ello y por mi pierna coja que llevo arrastrando con un bastón desde hace treinta años».

Arthur Miller escribió en Después de la caída: «Soñaba con ser feliz y tener un hijo. Y me nació un niño mongólico. Yo lo rechazaba, no lo quería. Y, sin embargo, él trataba de subir a mis rodillas. Me tiraba de la ropa. Entonces pensé: Si pudiera besarlo, quizás conseguiría dormir. Y me incliné y besé aquel rostro martirizado. Fue terrible y, sin embargo, lo besé y me sentí contento de hacerlo feliz». Sigue leyendo


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Orando Hermana Glenda: La Barca

Meditamos el texto de San Marcos 4, 35-41. Va Jesús dormido con sus discípulos al anochecer en la barca y se desata una tempestad. Le despiertan y El ordena al viento y al mar que cesen. El Señor también me invita a mí a pasar esa noche, esa tormenta que llevo en mi vida para pasar así a la otra orilla. Aunque parece que cuando más lo necesitamos El está como dormido, pero sin embargo siempre está vigilante a mi lado.


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Los jóvenes

«También vosotros, queridos jóvenes, os enfrentáis al sufrimiento: la soledad, los fracasos y las desilusiones en vuestra vida personal; las dificultades para adaptarse al mundo de los adultos y a la vida profesional; las separaciones y los lutos en vuestras familias; la violencia de las guerras y la muerte de los inocentes. Pero sabed que en los momentos difíciles, que no faltan en la vida de cada uno, no estáis solos: como a Juan al pie de la Cruz, Jesús os entrega también a vosotros su Madre, para que os conforte con su ternura».

Mensaje del Santo Padre Juan Pablo II para la XVIII Jornada Mundial de la Juventud. 25 de julio 2002.


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Inocencia

El hombre puede cometer las culpas más graves que le pasan por la imaginación. Si en un momento feliz tiene la decisión de soltar un ¡Perdón, Dios mío!, salido de lo más hondo del corazón…, de todo el montón de disparates que ha podido realizar no queda nada, ni rastro… En un instante ha desaparecido todo y la inocencia vuelve a brillar esplendorosa en cielo de su alma…
La omnipotencia de Dios llega a devolver la inocencia, y con la inocencia la paz, hasta a las personas que más se alejaron. Es la fe que profesamos, cuando decimos: Creo en el perdón de los pecados, lo cual no es en Dios un simple olvidar algo, sino un hacer desaparecer todo el mal por completo.
Dios se muestra grande en todo, y más que nada en el perdón de las culpas. Eso de que nosotros los mayores lleguemos a tener la inocencia de los niños, eso… no es lo más pequeño que hace Dios.

Autor: Pedro García


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Salmo 5

INVOCACIÓN A LA BONDAD Y A LA JUSTICIA DE DIOS

2 Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos;
3 oye mi clamor, mi Rey y mi Dios,
porque te estoy suplicando.

4 Señor, de madrugada ya escuchas mi voz:
por la mañana te expongo mi causa
y espero tu respuesta.

9 Guíame, Señor, por tu justicia,
porque tengo muchos enemigos:
ábreme un camino llano.