Varias semanas sin estar en el blog, pero han ocurrido tantos problemas en este tiempo que por momentos perdía realmente el rumbo. Se que debería de poner el ejemplo, pero sinceramente en ocasiones por mas que uno busca las respuestas no las encontramos tan fácil
Ahora regreso, aun con toda esa carga de problemas de todo tipo en mi vida, pero también consiente que no puedo dejar así este espacio, confiando que de algún modo todo se solucionara
Dios los bendiga
“En ti, Señor, me cobijo,
¡nunca quede defraudado!
¡Líbrame conforme a tu justicia,
tiende a mí tu oído, date prisa!
Sé mi roca de refugio,
alcázar donde me salve;
pues tú eres mi peña y mi alcázar,
por tu nombre me guías y diriges.
En tus manos abandono mi vida
y me libras, Señor, Dios fiel.
Me alegraré y celebraré tu amor,
pues te has fijado en mi aflicción,
conoces las angustias que me ahogan.
Ten piedad de mí, Señor,
que estoy en apuros.
La pena debilita mis ojos,
mi garganta y mis entrañas;
mi vida se consume en aflicción,
y en suspiros mis años;
sucumbe mi vigor a la miseria,
mis huesos pierden fuerza.
Pero yo en ti confío, Señor,
me digo: «Tú eres mi Dios».
Mi destino está en tus manos, líbrame
de las manos de enemigos que me acosan.
Dios, no quede yo defraudado
después de haberte invocado.
¡Qué grande es tu bondad, Señor !
La reservas para tus adeptos,
se la das a los que a ti se acogen
a la vista de todos los hombres.
¡Bendito Dios que me ha brindado
maravillas de amor!
¡Y yo que decía alarmado:
«Estoy dejado de tus ojos»!
Pero oías la voz de mi plegaria
cuando te gritaba auxilio.”
Salmo 30