Ven Señor Jesús

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Jesús, perdóname

Jesús, perdóname
por todos mis pecados.
Quiero ser tu hijo
de verdad
y vivir contigo
una vida nueva.

Ven a mi corazón
y lléname de tu paz.
Quiero que,
a partir de ahora,
Tú seas el Señor
y el Rey de mi vida.

Te entrego mi vida,
mi mente, mi cuerpo
y mi alma
para que los limpies
con tu sangre bendita
y me hagas
un hombre nuevo,
puro y limpio para ti.

Amén.

cielo
Autor; Desconocido


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Oración en la prueba

Varias semanas sin estar en el blog, pero han ocurrido tantos problemas en este tiempo que por momentos perdía realmente el rumbo. Se que debería de poner el ejemplo, pero sinceramente en ocasiones por mas que uno busca las respuestas no las encontramos tan fácil

Ahora regreso, aun con toda esa carga de problemas de todo tipo en mi vida, pero también consiente que no puedo dejar así este espacio, confiando que de algún modo todo se solucionara

Dios los bendiga

 

“En ti, Señor, me cobijo,
¡nunca quede defraudado!
¡Líbrame conforme a tu justicia,
tiende a mí tu oído, date prisa!
Sé mi roca de refugio,
alcázar donde me salve;
pues tú eres mi peña y mi alcázar,
por tu nombre me guías y diriges.
En tus manos abandono mi vida
y me libras, Señor, Dios fiel.
Me alegraré y celebraré tu amor,
pues te has fijado en mi aflicción,
conoces las angustias que me ahogan.
Ten piedad de mí, Señor,
que estoy en apuros.
La pena debilita mis ojos,
mi garganta y mis entrañas;
mi vida se consume en aflicción,
y en suspiros mis años;
sucumbe mi vigor a la miseria,
mis huesos pierden fuerza.
Pero yo en ti confío, Señor,
me digo: «Tú eres mi Dios».
Mi destino está en tus manos, líbrame
de las manos de enemigos que me acosan.
Dios, no quede yo defraudado
después de haberte invocado.
¡Qué grande es tu bondad, Señor !
La reservas para tus adeptos,
se la das a los que a ti se acogen
a la vista de todos los hombres.
¡Bendito Dios que me ha brindado
maravillas de amor!
¡Y yo que decía alarmado:
«Estoy dejado de tus ojos»!
Pero oías la voz de mi plegaria
cuando te gritaba auxilio.”
Salmo 30

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¡Orar es algo sencillo!

Tratar a Dios como un amigo, ya que Dios se ha hecho en Jesús esto: un amigo nuestro al hacerse como uno de nosotros.
Entonces, para hablar a Jesús, y en Jesús a Dios, no hay como acudir al Evangelio para saber cómo hemos de hablar con Jesús. Con la misma naturalidad que todos usaban con Él y le exponían sus necesidades. Cualquier situación nuestra tiene su exponente en el Evangelio.
– ¡Señor, que vea!, le decía el ciego.
– ¡Dame de esa tu agua, para no tener más sed!, le pedía la Samaritana.
– ¡Señor, enséñanos a orar!, le decían los discípulos.
– ¡Sálvanos, Señor!, que perecemos!, le gritaron los apóstoles en la barca que se hundía.
– ¡Señor, mándame ir a ti!, le pidió Pedro.
– ¡Señor, ten compasión de mí, que soy un pecador!, murmuraba el publicano.
– ¡Señor, si quieres puedes limpiarme!, le suplicaba humilde el leproso.
– Mira que tu amigo, a quien tanto quieres, está enfermo, mandó a decirle Marta.
– ¡Auméntanos la fe!, le pidieron los discípulos.
– ¡Acuérdate de mí cuando estés en tu reino!, le suplicó el ladrón.
– ¡Señor, danos ese pan!, le pidieron los oyentes cuando prometió la Eucaristía.
– ¡Señor, tú sabes que yo te quiero!, le protestaba Pedro.
– ¡Mira, Jesús, que no tienen vino!, se limitó a decir María por los otros cuando los vio en apuros…
Así, así le hablaban a Jesús. Imposible mayor sencillez. Y Jesús no dejó de atender ningún deseo.

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Mira atentamente el rostro de tu amigo

Mira atentamente el rostro de tu amigo, como si fuera la primera vez, observa la caída de una hoja seca, el correr del riachuelo, la salida de la luna, una puesta de sol, el vuelo de un pájaro… No seas tan ciego que sólo veas lo que te interesa para ti.

No seas como el pescador que, de tanto ver el mar, ya no aprecia su belleza y majestad. No seas de los que miran sin ver o escuchan sin oír. Aprecia la belleza, donde quiera que se encuentre, y alaba a Dios. Todo lo que te ayude a orar y amar más a Dios, será bueno para ti. Ora y ama con una buena música que eleva tu espíritu; ora y ama con la lectura de un buen libro; ora y ama con la belleza de la naturaleza.

Pero ora y ama ante la presencia de Dio que vive en tu corazón; si es posible, ante el silencio y la soledad de una Iglesia o, mejor aún ante su presencia viviente en la Eucaristía. Haz crecer el amor de Dios en tu corazón, viviendo más cerca de Él, con más oración cada día, con más amor.

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«Siempre triunfa el amor»  Ángel Peña O.A.R.


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Oración de arrepentimiento y perdón

Dios nos tiene un gran amor y tiene un plan para cada uno de nosotros: Él quiere que seamos felices ahora y para siempre junto a Él. Cuando pecamos, nos negamos a seguir sus planes de felicidad para nosotros. El pecado es decirle a Dios que no nos interesa su plan, que preferimos hacer lo que se nos antoja.

En la oración de arrepentimiento, le decimos a Dios que nos sentimos mal de haberlo ofendido, de haber despreciado su invitación a la felicidad eterna, que queremos volver a ser sus amigos. Le pedimos que nos perdone y nos vuelva a aceptar en sus planes de salvación. Todos los días podemos pedir perdón a Dios por nuestras faltas haciendo un acto de contrición y una penitencia que escojamos. En esta oración también podemos abrir nuestro corazón para perdonar a los que nos han ofendido, pidiendo por ellos.

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Autor: Lucrecia Rego de Planas


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La sabiduría se reduce a una pregunta

La sabiduría se reduce a una pregunta extremadamente simple; ¿Puedo cambiar esto que no me gusta?. Si todavía cabe hacer algo, ¿Por que sufrir? Saquemos energías desde los sótanos y hagamos el cien por cien para neutralizarlo o transformarlo, parcial o totalmente. En caso contrario, si ya no cabe hacer nada, si todos los horizontes están clausurados, ¿para que preocuparse? Silenciemos las preguntas, cerremos la boca, abandonemos toda resistencia, inclinemos la cabeza apoyandola en las manos benditas y amantes del Padre y la paz sera nuestra herencia

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Ignacio Larrañaga: » Muestrame tu Rostro»